Washington, 6 ago (Prensa Latina) La escritora estadounidense Toni Morrison, la única mujer negra ganadora de un Premio Nobel de Literatura, falleció este lunes en Nueva York a los 88 años de edad, confirmó hoy su familia.
«Compartimos con profunda tristeza que, después de una breve enfermedad, nuestra adorada madre y abuela, Toni Morrison, falleció pacíficamente anoche rodeada de familiares y amigos», indicó un comunicado.
Durante su carrera de seis décadas, la creadora a la que la Academia Sueca reconoció con el Nobel en 1993 por sus «novelas caracterizadas por la fuerza visionaria y la importancia poética» escribió en total 11 obras de ese tipo y cinco libros para niños, además de un ciclo de canciones y una ópera.
Morrison, quien nació con el nombre de Chloe Ardelia Wofford el 18 de febrero de 1931 en Lorain, Ohio, se desempeñó además como editora y profesora, labor en la que asesoró a generaciones de jóvenes escritores.
La revista Time recuerda que después de ser ignorada en gran medida como creadora literaria durante la década de 1970, Morrison luego ganó un reconocimiento tras otro, desde el Premio Nobel de Literatura hasta la Medalla Presidencial de la Libertad y el Premio PEN/Saul Bellow por Logros en la Ficción Estadounidense.
Amplió el canon literario de la nación, sirviendo como conciencia a través de tiempos difíciles y estableciéndose como la guardiana de sus historias marginadas, destacó el medio sobre la autora de Beloved, Sula, Amor y La canción de Salomón.
Mediante sus ingeniosos giros de frase, la incorporación elegante de retratos de personajes vernáculos y texturizados afronorteamericanos, una mirada histórica aguda y giros trágicos en la trama, es una de las escritoras más exitosas e impactantes en la historia de la literatura estadounidense, resaltó Time.
«Realmente solo hago una cosa. Leo libros. Enseño libros. Escribo libros. Pienso en los libros. Es un trabajo», declaró en 2003 en una entrevista The New Yorker.
La creadora, cuyas obras han sido lectura obligada en las escuelas secundarias de todo el país, y quien a menudo es presentada como una portavoz de su género y su raza, fue preguntada en esa ocasión sobre ese modo de ser etiquetada, que usaban tanto los amantes de su obra como algunos detractores.
Ya estoy desacreditada, ya estoy politizada, antes de salir de la puerta. Puedo aceptar las etiquetas porque ser escritora negra no es un lugar superficial sino un lugar rico desde el que escribir. No limita mi imaginación; lo expande. Es más rico que ser un escritor blanco porque sé más y he experimentado más, respondió entonces.
Robert Gottlieb, quien fue durante mucho tiempo su editor en la editorial Knopf, manifestó en un comunicado: «Era una gran mujer y una gran escritora, y no sé cuál extrañaré más».